El virus pandémico (H1N1)2009 es diferente a los que han circulado previamente en cerdos y en humanos, existiendo evidencias moleculares que sugieren una hipotética recombinación genética entre cepas aviares, porcinas y humanas.
En un principio el agente fue asociado a la influenza porcina, aunque luego se denominó influenza A-H1N1 debido a que en México, zona en que se originó la pandemia, los cerdos no presentaron evidencias de infección con esta cepa viral. Por lo tanto, es factible que el evento de recombinación inicial pudo ocurrir en una persona que se infectó simultáneamente con una cepa porcina y una cepa de influenza humana.
Hasta la fecha se ha demostrado que el nuevo virus es susceptible a los antivirales oseltamivir y zanamivir y resistente a amantadina y rimantadina.
La importancia internacional de la pandemia radica en que los casos humanos están asociados con un virus totalmente desconocido y que se ha diseminado rápidamente a través de todo el mundo. De hecho, su latalidad es baja (menor de un 0,5 % en promedio) pero tiene una infectividad muy alta, propagándose rápidamente en aquellos países donde se han detectado brotes.
Aunque se ha descrito infección de los cerdos y pavos con AH1N1 a partir de humanos infectados, estos animales cursan con sintomatología leve y no tendrían importancia en la epidemiología de la pandemia. También se ha descrito infección y sintomatología respiratoria en mascotas como hurones, gatos y perros, los que han adquirido la infección desde sus dueños.